Desde el comienzo de lo que constituye la herencia del hombre; desde la aparición primera de los arquitectos del globo en que vive, la Deidad no revelada fue reconocida y considerada bajo su único aspecto filosófico: el Movimiento Universal, la vibración del Aliento creador en la Naturaleza.
La ciudad catamarqueña de Ancasti es centro de importantes yacimientos arqueológicos.
En La Tunita, la erosión ha formado galerías, cuevas y aleros. Allí, ubicadas en techos y paredes de esas cavidades, se encuentran imágenes pictóricas únicas y espectaculares, algunas de hasta 1 metro de tamaño, que ubican a La Tunita en un lugar especial dentro del arte rupestre americano.
En este lugar se destaca un bosque de cebiles, plantas con propiedades alucinógenas muy conocidas y utilizadas por los indígenas que poblaron este lugar.
El cebil es un árbol de la familia de la Acacia. Es endémico de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay y Mauricio.
Para hacer el polvo psicodélico vilca (o cebil), los granos negros de las legumbres de estos árboles primero se tuestan hasta que los granos estallan como pororó. El tostado facilita la remoción de la cáscara, y pone a los granos más fáciles para moler y hacer un polvo. Se retira la cáscara. El polvo se mezcla en mortero con la forma natural de hidróxido de calcio (roca cálcica) u óxido de calcio. La mezcla se humedece a una consistencia similar a masa de pan, usando una pequeña cantidad de agua. Si se usa óxido de calcio el agua reacciona, con reacción exotérmica y formando hidróxido de calcio. Una vez humedecido, se macera en una pelota por varios minutos, donde la bufotenina se pone en contacto con el hidróxido de calcio reaccionando para formar bufotenate cálcico (5-CaO-dimetiltriptamina: DMT). El hidróxido de calcio también reacciona con algo de DMT y de 5-MeO-DMT presente en la forma de base libre de DMT y de 5-MeO-DMT. Luego se deja entre varias horas a varios días, dependiendo de la costumbre local. En ese periodo mucho del exceso de hidróxido de calcio reacciona con el dióxido de carbono del aire para formar carbonato de calcio. El hidróxido de calcio es cáustica en presencia de agua, muy irritante por el pasaje nasal, por eso es deseable que todo el hidróxido se convierta en carbonato. Luego se seca y está listo para usar.
Los chamanes wichí usan activamente la Vilca, con el nombre de hatáj [Ott 2001, p.90].[16]
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